La revista semanal Focus, una de las más influyentes de Alemania, se hace eco de las peticiones de nuestra CEO de un cambio en la política de pruebas de COVID-19
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Foto: Getty Images
Uno de los grandes problemas en la lucha contra la expansión del COVID-19 son los casos no detectados, que aun no han desarrollado síntomas o en los que el trascurso de la enfermedad está siendo muy leve. Para detectarlos en la mayor medida posible y ponerlos en aislamiento, son fundamentales las pruebas masivas que se están poniendo en marcha, y como es lógico se está poniendo el foco en las personas claves como el personal sanitario y aquellas personas con una mayor probabilidad de tener la enfermedad (en base a sus síntomas o recientes contactos de riesgos).
Sin embargo, dado que nunca se detectarán todos los casos, estas pruebas no permitirán conocer la verdadera proporción de infectados en la población. Para poder estimar esta prevalencia, Katharina Schüller pide pruebas en muestras representativas, de lo cual se ha hecho eco la revista semanal Focus en dos amplios artículos publicados ayer y hoy. Nuestra CEO lo compara con los sondeos de opinión, que permiten emitir pronósticos electorales, y propone testar en toda Alemania diariamente unos centenares de personas, seleccionadas al margen de la existencia de sospechas, recabando también otras variables relevantes como edad, sexo, patologías existentes o el hábito de fumar, para detectar posibles asociaciones. Este procedimiento permitiría además una monitorización en tiempo real, sin el retardo en la aparición de síntomas debido al tiempo de incubación, y permitiría estimar en base a la detección de los anticuerpos la proporción de la población que ya ha superado la enfermedad y que se ha vuelto inmune.
Por supuesto se trata de una iniciativa que no debería de limitarse a Alemania. Muchos países, entre ellos España, se han visto obligados a tomar medidas sin precedentes, con un enorme impacto en la vida de sus ciudadanos y en la economía, medidas que en algún momento tendrán que revertirse gradualmente, con mucha cautela ante los posibles rebrotes de la epidemia. Se trata por tanto de decisiones muy trascendentales, que deberían poder tomarse en base a datos fiables, que ahora misma escasean.
Schüller aboga además por la transparencia de los datos publicados por las autoridades: datos abiertos, por supuesto anonimizados, públicamente accesible, idóneamente en formatos que permitan su procesamiento automatizado.
Actualizaciones:
31/3: Por fin empiezan los test sistemáticos en Alemania, de momento en el del distrito de Heinsberg, uno de los más afectados que supuestamente va unas tres semanas por delante del resto del país, con 1.238 casos y 32 fallecidos entre sus 254 mil habitantes. En el pueblo de Gangelt, en la frontera con Holanda, donde hubo un brote a raíz de una fiesta de carnaval, se han seleccionado representativamente 1.000 de sus aprox. 12.000 habitantes, a los que se les hará una serie de preguntas y se les tomarán muestras de saliva y sangre.
1/4: El primer periódico económico alemán Handelsblatt publica una columna de Katharina Schüller en la que pide una estrategia europea en base a pruebas representativas de COVID-19.
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