Articulo de Ansgar Seyfferth publicado en El Huffington Post
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En su conferencia de prensa del viernes 3 de mayo, el entrenador de fútbol del Real Madrid, José Mourinho, defendió en respuesta a la pregunta de un periodista el palmarés conseguido con el equipo desde su llegada en 2010, tirando -papelito en mano- de las estadísticas, un recurso muy común para darle mayor solidez a los argumentos al respaldarlos con datos objetivos. Pero la solidez puede ser una mera apariencia si los datos no se seleccionan y analizan de manera adecuada y los resultados no se interpretan correctamente, sea por error o bien intencionadamente para apoyar el propio punto de vista. Y el discurso de Mourinho nos ofrece un excelente ejemplo de lo último, que merece la pena analizar a fondo, ya no por motivos futbolísticos -aquí no se pretende valorar su labor como técnico del Real Madrid- sino por tratarse de una práctica muy común también en otros ámbitos como la política, y sabiendo detectar las trampas más habituales en el manejo de las estadísticas somos menos susceptibles de ser manipulados.
Todo empieza con la elección del marco temporal: Las cinco semifinales en los 21 años anteriores a Mourinho se alcanzaron en 1998, 2000, 2001, 2002 y 2003, es decir, todos ellas en las últimas 13 temporadas antes de su llegada. Pero con el fin de bajar la tasa de éxito de la época previa a su llegada, se remonta hasta 1990 para poder hablar de cinco semifinales en 21 años y no en 13 años. Pero ya puestos, ¿por qué no retrocede más aún? Pues muy simple, porque entonces volvería a aumentar la tasa de éxito de la época pre-Mourinho: En todos las tres temporadas anteriores, el Madrid de la Quinta del Buitre, que acababa de ganar dos Copas de UEFA consecutivas, alcanzó las semifinales de la Liga de Campeones, con lo que estaríamos hablando de ocho semifinales en 24 años. Por eso Mourinho comienza su comparativa justo después, coincidiendo con el inicio de una época de vacas flacas del Madrid en Europa. Cabe añadir que además dos de los 21 años en realidad no se pueden incluir en la comparativa: en 1992 y 1993 no hubo semifinales ya que la final la disputaron los ganadores de dos grupos.
Por otro lado, para medir el éxito, Mourinho elige el indicador que más le conviene, las llegadas a semifinales, donde su trayectoria en el Madrid presenta una tasa de éxitos insuperable -tres de tres, el 100%- pero sin tener en cuenta algo tan fundamental como el desenlace de las mismas, donde saldría peor parado: mientras con él el equipo cayó en todas las semifinales, en tres de las mencionadas cinco semifinales de los años anteriores -en 1998, 2000 y 2002- el Real Madrid no sólo salió victorioso, sino además ganó a continuación la Copa de Europa, conquistando a raíz de ello además una Supercopa de Europa y dos Copas Intercontinentales.
Una vez diseñada así oportunamente la comparativa, de tal forma que su etapa parezca la más exitosa del club en la Copa de Europa al menos desde 1989, su siguiente truco consiste en meter en un mismo saco a sus 19 predecesores durante esta época -leyó del famoso papelito los nombres de 18 de ellos, olvidándose de Jorge Valdano- sin distinguir entre los que triunfaron y los que fracasaron, para así evitar odiosas comparaciones individuales. Y es que de las mencionadas cinco semifinales previas a su llegada, las últimos cuatro se consiguieron con un mismo técnico, Vicente del Bosque, que por tanto al igual que Mourinho las alcanzó en todas las temporadas de su última etapa como primer entrenador, pero además ganando en dos de estas cuatro ocasiones la Copa de Europa, a lo que se añade una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental, aparte de tres títulos nacionales: dos Ligas y una Supercopa. En resumen, sin decir una sola mentira sino simplemente eligiendo aquellos datos que le interesan y presentándolos hábilmente, José Mourinho consigue que una persona que no conoce la historia del Real Madrid pueda llevarse la impresión totalmente equivocada de que se trata del entrenador más exitoso del club en al menos el último cuarto de siglo, inclusive en lo referente a la trayectoria europea. Pero al fin y al cabo, el portugués da a los medios de comunicación lo que necesitan: tela para llenar el enorme espacio que dedican diariamente al fútbol y para ello la manipulación estadística siempre es muy socorrida, hasta el punto de que en ocasiones son los propios medios quienes la practican, con el fin de fabricar noticias espectaculares. Un brillante ejemplo de ello, también de la Liga de Campeones, nos lo brindó el año pasado nadie menos que Televisión Española en sus telediarios. La final se disputó el 19 de mayo de 2012 en el estadio del Bayern de Múnich y para ella se clasificaron el propio Bayern así como el Chelsea londinense. Ello llevó a Televisión Española a plantear la pregunta de si el Bayern sería capaz de romper el "maleficio" que en los últimos 47 años había impedido que un club ganara la Copa de Europa en su propio estadio, transmitiendo la impresión de que el Bayern en su condición de anfitrión tenía las estadísticas históricas en su contra, lo que implicaría varias finales en esos 47 años con participación del anfitrión, derrotado en todas ellas. ¿Pero cuántas hubo? Televisión Española no lo desveló, probablemente para no desmontar su propia noticia, porque se trataba de un solo antecedente, la victoria en 1984 del Liverpool FC en la tanda de penaltis ante la anfitriona AS Roma. Fue la única final de las 47 temporadas anteriores para la que el anfitrión consiguió clasificarse, cosa que tampoco es tan sorprendente, teniendo en cuenta lo complicado que es llegar a la final hasta para los clubs más potentes y que encima coincida con el año en el que la final se disputa en su propio estadio es un evento bastante singular. Pero estas dificultades ya habían sido superadas por un Bayern clasificado para la final en su propio estadio. Ahora se trababa de ganarla y hablar de cara a ello de un maleficio basándose en un solo antecedente es simplemente ridículo. Alguien tenía que perder aquella final de 1984, por lo que con esa lógica cualquier desenlace hubiera indicado un maleficio en uno u otro sentido. Pero no termina aquí la cosa: ¿Por qué se refirieron justo a los últimos 47 años? Pues obviamente porque el año anterior, en 1965, fue el anfitrión quien ganó la Copa de Europa, el Inter de Milán frente al Benfica de Lisboa. Y si retrocedemos un poco más, en 1957 el Real Madrid ganó la Copa de Europa en su propio estadio frente a la ACF Fiorentina. ¿Dónde está el maleficio del anfitrión? Tres finales con participación del anfitrión, las primeros dos ganadas por el anfitrión y la última perdida en la tanda de penaltis. Y referente al cuarto caso, finalmente también el Bayern perdió la final en su estadio en los penaltis, una casualidad que servirá para seguir insistiendo con más fuerza en el maleficio del anfitrión, pudiendo hablar además en breve de nada menos que de "medio siglo", para así subrayar más aún su dimensión histórica... En comparación con eso, el razonamiento de José Mourinho parece hasta riguroso. Foto de http://www.flickr.com/photos/apasciuto/ - http://www.flickr.com/photos/apasciuto/4862849741/, CC BY 3.0, Enlace